lunes, 15 de octubre de 2012

Entrada namber fortin: Lidzbarkando y taiwaneando.

Aquí estoy de nuevo, escribiendo desde un banquito del jardín de mi Uni, haciendo un poquillo de tiempo para ir a comer al Bar Mleczny con L.
Ahora me he des-agobiado, pero esto de que hacer una simple fotocopia sea todo un mundo, es agotador. Por suerte, tras un primer desencuentro con la fotocopiadora y unos cuantos folios perdidos, he podido copiar unos apuntes de filosofía…parece que aquí lo de la era digital todavía no se estila. Pero bueno, las clases siguen bien, me parece que estoy aprendiendo más derecho español ahora que en los tres años que lo llevo estudiando en Valencia…¡Si hasta me está interesando y todo! Esto del derecho comparado (y supongo que toda carrera comparada) es realmente útil, porque permite ver tu sistema desde fuera, que existen otras formas de abordar una determinada materia. Puede que durante el Erasmus no se aprenda tooodo lo que se podría aprender quedándose, pero yo creo que se aprende incluso más.

Nuestro kayak en Lidzbark
Sin ir más lejos, durante el viaje de vuelta de la escapadita de este fin de semana a Lidzbark, aprendí más de Taiwán que lo que hubiera podido aprender un año entero leyendo libros sobre el tema, y además por boca de alguien que ha nacido y vive su día a día allí. Me encanta ir aprendiendo sobre el mundo, de una manera tan directa. Estuvimos charlando sobre la imagen que tienen de China los Taiwaneses, y los sentimientos de sus habitantes. Resulta que E. es China, pero de Macao, una ex colonia portuguesa hasta 1999 (que además es región administrativa especial, como Hong Kong) y además estudia en Taiwán. Esto la hace singular, porque es capaz de analizar china desde un punto de vista externo y hacer reflexiones realmente interesantes. Por ejemplo, resulta que en China la historia se presenta de forma muy parcial, se dulcifican algunos acontecimientos hasta el punto de hacerlos desaparecer y se engrandecen otros, sobre todo si han sido protagonizados por el malvado vecino Japón. Ahora bien, si a mi, europea, esa manipulación del sistema educativo y del acceso a la información me pone los pelos de punta, E. me presentaba un argumento a favor: y es que, dad o el escaso nivel educativo de un enorme país como es china, hasta que se logre mejorar las tasas de alfabetización igual no es mala idea proteger a las masas incultas de otras manipulaciones peores y más malintencionadas. Hasta que no puedan pensar por sí mismos, tal vez sea mejor limitarles la información que pueda agitarlos y degenerar en revueltas.
A mí me sigue revolviendo eso de que se oculte información por motivos paternalistas, pero me ha parecido interesante saber la forma en que se justifica.

Estuvimos también hablando de los penosos conocimientos acerca de Asia que nos ofrecen aquí en Europa. Apenas conocemos cuatro datos sobre Mao Tse-tung, dos pinceladas de la guerra de corea y tres cosillas sobre Vietnam, poco más. Pero absolutamente nada sobre la China imperial o la dinastía Chola…
Por su parte, en China sí estudian historia Asiática por un lado e historia del resto del mundo por otro. Decía ella que no tan en profundidad como nosotros, pero al final llegamos a la conclusión que tanto en Asia como en Europa abordamos los mismos hechos una y otra vez (Guerras Mundiales, Guerra fría, Colonización…)

También estuvimos comentando que la gente en China acaba accediendo a Facebook y Youtube mediante puentes informáticos y me habló de un genocidio olvidado, el genocidio de Nankín, que los japoneses consideran una exageración…
En fin, ya iré comentando más cosas que vaya aprendiendo, que por hoy está bien (si a alguien le interesa, le sigo contando, que con esto tengo cuerda para rato…)

Comentaba antes que fuimos esta semana a Lidzbark, un pueblecito de montaña y lagos, en el que estuvimos dando paseos caminandillo y en kayak. Aunque el trayecto por el río al final acabó dando miedo - no sabíamos si estábamos perdidas o sencillamente éramos tan paletas que nos habíamos quedado las últimas (acabó siendo la segunda opción)- fue precioso y dio tiempo a hacer millones de planes audiovisuales y viajeros.

El otoño polaco nada tiene que envidiar a uno de los coloridos más impresionantes que he visto nunca, en Albarracín: árboles de hojas rojas, verdes, amarillas, naranjas…que también cubrían todo el suelo. Estuvimos también en un embarcadero, que parecía sacado de la película Moonrise Kingdom (y con Z. y su gorrito, todavía más), y en el lago con sus pescadores y sus animalejos. Mi cámara, para variar, acabó echando humo.
Otra cosa que también me gustó fue despertarme al ritmo de la música de un altavoz gigante que iban colocando estratégicamente en las esquinas del hostalillo en el que estuvimos. Me gustaría poder despertarme así cada día, pero me tengo que conformar con la cutre-melodía de mi tronco-móvil que no llega ni a polifónico. Ea.
Por lo demás, mucho momento a lo lamentable, robando pan, tortitas y tomate de otras mesas, durante la cena y el desayuno… mucho bailoteo ochentoso con M. y muchas, muchas risas.

Para esta semana, vamos a ver si vamos a dar una vueltecita por Praga, que pinta muy bohemio el barrio, y si nos metemos en alguna película de las del festival de cine de Varsovia. (he cotilleado ya que hay bastantes Argentinas, Chilenas o españolas, así que al menos esas sí podré entenderlas…)



Pd. Si los cuchicheos en las bibliotecas españolas me sacan de quicio….los susurros polacos, con todas sus sh zs shs zzhs….me ESTAN VOLVIENDO LOCAAAAA!


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